Matices como de película vieja, gastados, como hojas dejadas al olvido, con un tono medio amarillento, quebradizo.
Salió corriendo de la casa, ya era hora de jugar. No había nada que la detuviese, no hacía falta ni abrigo ¡Pero qe espléndido día! Y a pesar de todo, eso no importaba, lo realmente importante era qe en menos de 8 segundos ya habría puesto el pie en el último escalón, dos saltos más y se tiraría contra la puerta, iría en busca de sus paraísos.
El tiempo como que se burlo de ella, exasperándola. Se detuvieron los latidos, ese suceso quedó inmóvil. Su mirada quedo fija en sus zapatos bordos, de punta redonda, en sus medias blancas. De ahí hasta el día de hoy no recuerda. Ese momento enfrascado la devolvió así, en una vida extraña. Al incorporarse tropezó, ya no estaba aquél escalón, lo qe le esperaba no eran las flores y los insectos de su jardín, aquello qe la aguardaba era una pesadilla. No había pasto, se lastimo con la crudeza del cemento. Sintió muchas ganas de llorar, se sentía tremendamente sola, herida. La gente qe pasaba por su lado era lúgubre, parecían todos muertos. Se levanto y comenzó a caminar, espero a alguien qe la acompañara. Se perdió siguiendo el pavimento entre calles asoladas. Y seguía tan sola …
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