viernes, 11 de junio de 2010

Pero como nada tiene realidad... dispone a tu gusto de estas ilusiones. Y así sin lástima como la forma más extrema y más hermosa de la lástima irme llevando al grito y al llanto, desnudarme de otra manera que quitándome la ropa, invitándome al salto, a la implosión y al vértigo. Abrazarse interminablemente o con una violencia que los apartaba en el mismo instante, como si del deseo creciera amarga la distancia. Y siempre por debajo, un silencio agazapado donde latía el tiempo enemigo.

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