(..) y yo abriría los ojos y encontraría la noche, el velador, la pieza vacía, un poco de perfume todavía, y me repetiría diez veces, cien veces que había hecho bien en decirle lo qe le había dicho, para qe aprendiera, para qe no me tratara como a un chico, para qe me dejara en paz, para qe no se fuera .
El me miraba sin decir nada, como esperando, mientras yo me sentía tan rara.
Si me qedo un segundo más me pongo a llorar delante de él, por él. Lo besé otra vez y salí corriendo.
[ Ya no tenía sentido esperar más (...) Nada era difícil una vez decidido. ]
Estaba allí donde tantas veces había dudado qe pudiera llegar alguna vez.
Incapaz de luchar contra tanto pasado abrió los ojos y se enderezó ...
Pensándolo después - en la calle, en un tren, cruzando campos- todo eso hubiera parecido absurdo.
Quizá el amor de Howell se percibía en sus silencios.
Pero lo habían echado (..), lo habían apartado de eso qe tenía qe suceder y qe él, estúpidamente instalado en su planeta, había contemplado sin comprender o comprendiéndolo desde otra región de si mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario