viernes, 16 de julio de 2010

Un lugar vacio, el qe había pensado solo para los dos.

Las caras de las medallas:

A nuestra manera los dos sabemos qe hubo un error, una eqivocación restañable pero qe ninguno fue capaz de restañar. Estamos seguros de no habernos juzgado nunca, de simplemente haber aceptado qe las cosas se daban así y qe no se podía hacer más qe lo qe hicimos. No sé si pensamos entonces en fuerzas como el orgullo, la renuncia, la decepción, si solamente Mireille o solamente Javier las pensaron mientras el otro las aceptaba como algo fatal, sometiéndose a un sistema qe los abarcaba y los sometía; es demasíado fácil ahora decirse qe todo pudo depender de una rebeldía instantanéa, de encender el velador al lado de la cama cuando Mireille se negaba, de guardar a Javier a su lado toda la noche cuando él buscaba ya sus ropas para volver a vestirse; es demasiado fácil echarle la culpa a la delicadeza, a la imposibilidad de ser brutal u obstinado o generoso. Entre seres más simples o más ignorantes eso no hubiera sucedido así, acaso una bofetada o un insulto hubieran contenido la caridad y el justo camino qe el decoro nos vedó cortésemente. Nuestro respeto venía de una manera de vivir qe nos acercó como las caras de las medallas; lo aceptamos cada cual de su lado, Mireille en un silencio de distancia y renuncia, Javier murmurándole su esperanza ya ridícula, callándose por fin en mitad de una frase,en mitad de una última cara. Y después de todo sólo nos qeda la lúgubre tarea de seguir siendo dignos, de seguir viviendo con la vana esperanza de qe el olvido no nos olvide demasiado.

( decir las cosas importantes como un simple murmullo musgoso)

Como un adiós sin melancolía.

De silencio solamente aunqe él piense en desprecio a cada náusea de recuerdo, porqe no hay desprecio en Mireille, silencio y tristeza, decirse qe ella o él pero también elle y él, decirse qe no todo hombre se cumple en la hora del amor y no toda mujer sabe encontrar en él a un hombre.


Alguien qe nada por ahí

(..) con luces y sonidos tan intensos qe abrir los ojos fue como caer en un puro espacio sin barreras, un pozo lleno de nada, y a su vez su estómago le dijo qe no era así, qe una parte de eso era diferente, tenía otra consistencia y otra negrura.

(..) lo único posible era la sorpresa pero también en eso iba a pura pérdida, roto por adelantado; no le iban a responder los músculos, le faltaría la palanca de las piernas para el envión desesperado, y el otro lo sabía, se estaba qieto como laxo al pie de la cama.

La noche de Mantequilla:

Pero él no iba a decirle qe había estado, por lo menos ahora no podía, a lo mejor alguna vez cuando las cosas estuvieran más tranqilas.

Lucas, sus luchas conla hidra.

Está acercándose a sí mismo, la cosa empieza a pintar bien.

(..) comprende qe le hubiera convenido matar primero la cabeza qe ordena, acata y jerarqiza el tiempo, tal vez así todo hubiera aflojado de golpe.

Lucas, sus desconciertos

Ahora no va nunca y se las arregla con los discos y la radio o silbando recuerdos.

(...) buscando alguna cosa por el suelo entre las plateas y manoteando para todos lados.
- ¿Se le perdió algo, señor?
- La música, señora.

Lucas, sus críticas de la realidad:

En los juegos eróticos tempranamente encontró Lucas uno de los primeros refractantes, obliterantes o polarizadores del supuesto principio de identidad. Allí de pronto A no es A, o A es no A. Regiones de extrema delicia a las nueve y cuarenta virarán al desagrado a las diez y media, sabores qe exaltan el delirio incitarían al vómito si fueran propuestos por encima de un mantel. Esto (ya) no es esto, porqe yo (ya) no soy yo (el otro yo)

Lucas, sus soliloquios :

Así no es posible entenderse, te das cuenta. ¿Qué clase de paseo va a ser éste si me basta mirarte para saber qe con vos me voy a empapar el alma, qe se me v a meter el agua por el pescuezo y qe los cafés olerán a humedad,y casi seguro habrá una mosca en el vaso de vino?

(..) en vez de estar de mi lado contra ellos vos también te les plegás sin darme tiempo a nada, ni siqiera a resignarme y contemporizar, te aparecés así, chorreando agua, un agua gris de tormenta y de frío, una negación aplastante de lo qe yo tanto había esperado mientras me sacaba poco a poco (..)

Perdoname si te bato qe sos un asco, ahora tengo qe convencerme de qe (...) no sos diferente aunqe siempre te esperé como la excepción, ese momento en qe todo lo abrumador se detiene para qe entre lo liviano (..) ya ves, resulta todavía peor, te aparecés como el reverso de mi esperanza. (..) yo qe tantas veces te supe diferente y te qise por eso, ya van tres o cuatro veces qe me hacés lo mismo, de qé me va a servir qe cada tanto respondas a mi deseo si al final es esto (..)

Todo va mejor cuando se defiende la libertad y la esperanza; pero vos, no me das más qe este vacío de qedarme en casa, de saber qe todo rezuma hostilidad.


Julio Cortázar, te sé naranja entre almohada y des-esperanza.

No hay comentarios: