jueves, 31 de enero de 2013

con cierta parte de nuestro ser vivimos todos fuera de tiempo

Porque es así y vale para todos: nunca sabremos por qué  irritamos a la gente, qué es lo que nos hace simpáticos, qué es lo que nos hace ridículos; nuestra propia imagen es para nosotros nuestro mayor misterio.

(...con su muerte, terminó la dulce soledad compartida por los dos.)


¿Cómo denominar la actitud del padre? ¿Cobardía? No. Los cobardes temen por su vida y por eso son capaces de pelear furiosamente or ella. ¿Nobleza?. Podría hablarse de ella si lo que guiase al padre fuese consideración para con el prójimo. Pero Agnes no creía en esta motivación. ¿ De qué se trata entonces?- No sabía responder. Sólo una cosa era segura: en un barco que se hunde y en el que es necesario pegarse contra otras personas para acceder a los botes salvavidas, su padre habría estado de antemano condenado amuerte.
Sí, eso era seguro. La pregunta qye ahora se hacia era ésta: ¿sentía se padre hacia aquella gente del barco el odio que ella sentía hacia el hombre que se burlaba de ella porque se tapaba los oídos? No, Agnes no puede imaginar que su padre supiese odiar. El peligro del odio consiste en que nos ata al adversario en un estrecho abrazo. En eso radica la obsenidad de la guerra: la intimidad de la sangre que se mezcla, la lasciva proximidad de dos soldados que se apuñalan y se miran a los ojos. Agnes está segura de que era precisamente esta intimidad la que le repugnaba al padre. El tumulto en el barco le asqueaba tanto que preferia ahogarse. El contacto físico con gentes que se empujan unas a otras y se envian mutuamente a la muerte le parecía mucho peor que terminar su vida solo en la límpida pureza de las aguas.
. No puedo odiarlos porque NADA me une a ellos; no tengo nada que ver con ellos.




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