martes, 5 de febrero de 2013

... ¿Estaremos solos o en medio de la multitud? ¡Ay, la soledad es tan poco probable, si ya era tan escasa en vida, peor será después de la muerte! ¡Hay tantos muertos más que vivos!

No, no he sabido desarmarte. Por eso no quiero la guerra. Quiero la paz. Pero nada más que la paz. Te esquivaré cuidadosamente y no te tocaré, no te abrazaré, no te besaré. Por una parte no tengo ganas y por otra que todo lo que haga se convertirá en proyectil para tu pistola.


El mundo empieza a perder gradualmente su transparencia, se oscurece, se hace cada vez más incomprensible, se precipita hacia lo desconocido, mientras el hombre, traicionado por el mundo huye hacia su interior hasta el punto de dejar de oir las voces que le interpelan desde fuera.


El vómito no era para Laura verdad, sino poesía: una metáfora, una imágen lírica del dolor y el desagrado.

 En nuestro mundo, en el que hay cada vez más rostros cada vez más parecidos, es difícil para una persona confirmar la originalidad de su yo y convencerse a sí misma de su irrepetible unicidad.
Y lo que le sigue al resto del relato de Milan, imaginátelo ;)



2 comentarios:

Jorge Abeel dijo...

Me agradó la forma de ver donde está parado y los echados, y los hechados, humanos en el mundo de las interacciones, a veces pienso que se comunica mejor la brisa que nuestras palabras, no las tuyas y las mías, que por cierto no son muy buenas jajaja, estas escribiendo casi como no podría creer que pudieras interpretar profundamente el existir, la existencia, bueno me has conmovido, va mi abrazo. jorge

tonta hueona dijo...

la insoportable levedad del ser??
lme gusta tu blog mucho